Chayanne pone una mano en las caderas de sus bailarinas y 15 mil mujeres gritan. Un movimiento de su cuerpo con impostada sensualidad y la ola de gargantas vuelve a inundar el estadio. Todo es parte del código gestual de comunicación entre el artista y sus incondicionales.
Las pocas frases que se citan son parte del mismo guión ceremonial. "Ustedes saben que esto está hecho con amor. Ustedes mandan, y yo?", pregunta él. "Obedezco", responden ellas a coro, como una en una misa pactada hace siglos.
Chayanne volvió a Villa María luego de casi ocho años como parte del En Todo Estaré Tour, y el público respondió a lo grande. El domingo 19 se vio el Anfiteatro como en sus mejores noches, totalmente lleno, incluso en las sillas y tribunas agregadas los últimos días.
Analia, de Tucumán, y Alejandra, de Chaco, fueron de las primeras en llegar para hacer la fila: a las 7 del domingo ya estaban ahí. Las puertas se abrirían 12 horas más tarde, pero a ellas no les importaba. De a poco se formó la serpiente de peregrinas que venía a reencontrarse una vez más con el ídolo.
Con gran porcentaje del público todavía ingresando, "Toro" Quevedo inició varios minutos antes de lo anunciado su homenaje a Nino Bravo. Solo con una pista y su voz levantó los coros de la multitud, a caballo de esas inolvidables canciones.
Una escenografía opaca y despojada, con apenas un escenario en escalera, hizo de soporte a un espectáculo que se extendió 90 minutos. A los 46 años, el puertoriqueño modera sus coregorafías y le deja esa tarea a sus bailarines.
Comenzó cantando en lo más alto de la puesta, y fue bajando escalones a medida que subía la intensidad del show, hasta terminar debajo del escenario, encima de las que pagaron las ubicaciones Vip.
Quiero bailar contigo y Salomé abrieron la lista que olvidó clásicos para bailar o para abrazar, según el tono. Humanos a Marte y Va creciendo el amor aportaron a ese tributo de canciones. Y ellas lo siguen moviendo suavemente las manos de un lodo a otro, como saluda una reina.
Candela encendió aún más el clima interno del Anfiteatro, que fue sellando con Bailando dos corazones, en la que llamó a moverse "apretados, como les gusta".
A la hora exacta de show hizo una pequña pausa, para retomar la media hora final del show. Recordó las veces que había estando antes en la ciudad, agradeció a los empresarios que lo contratan y devolvió minúsculamente enun gesto los infatables pedidos de que "lo tiren a la hinchada" y que "mueva la colita".
Con Fiesta en América ya no había cómo contener los cuerpos sudados, que se fueron bailando hacia el cierre con Soy torero y Provócame.
No hubo más para dar. Apenas salió de escena Chayane, los técnicos comenzaron a desarmar todo. La gente no se movía a la espera de un regreso que nunca se concretó. "Una más", pedían ellas. Pero la cermonía había concluído y era el momento de la partida. La gran mayoría se quedó con ganas de mucho más. Pero tendrá que ser la próxima.
Chayanne reeditó en el Anfiteatro de Villa María un vínculo muy estrecho con sus incondicionales. Lleno total para una hora y media de show.